jueves, 26 de abril de 2012

Efectos perjudiciales del alcohol

El alcohol, una vez ingerido, se absorbe en el estómago y, la mayor parte, en el intestino delgado. De esta manera, si se consumen bebidas alcohólicas, los efectos del alcohol aparecerán más lentamente y no se alcanzarán niveles tan elevados de alcohol en sangre como si se bebiese en ayunas. Una vez en la sangre, se distribuye por todos los órganos del cuerpo humano, afectando de forma especial al cerebro (y por tanto al comportamiento de las personas) y al hígado, encargado principal de su metabolismo. No obstante, también pueden tardar más en desaparecer.
Dado que el alcohol se distribuye a través del agua del organismo de manera relativamente homogénea, cuanto mayor sea el contenido de agua del organismo, menor será la tasa de alcoholemia resultante ante una misma ingesta. Por ello, las personas de más peso alcanzan una tasa de alcoholemia menor que las de menos peso tras consumir la misma cantidad de alcohol.
La mayor parte del alcohol ingerido (el 95 %) es eliminado del organismo tras ser procesado por el hígado. Las personas sanas metabolizan el alcohol a una velocidad relativamente constante, y, una vez que los efectos del alcohol han aparecido, no hay prácticamente nada que pueda acelerar su desaparición. Ni el café, ni ducharse, ni vomitar, ayudan a hacer que desaparezcan más rápidamente los efectos del alcohol ni a que se reduzca la tasa de alcoholemia. El nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza entre los 30 y 90 minutos desde que se ingiere la bebida. Su eliminación cuesta más tiempo, aproximadamente 8 – 10 horas, pudiendo mantenerse hasta 18 horas.

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